top of page
Buscar
  • Como LaCigarra

En direcciones contrarias

Nos topamos en la recepción, íbamos en direcciones contrarias, tú rumbo a los sanitarios y yo hacia la salida de la oficina. Pero me tomaste de la mano y no la soltaste. “Me debes algo”.

Esa frase me resultó tan insoportable como tú. Era tu especialidad: ser insoportable, hablar en voz muy alta, con tus conversaciones vacías que trataban de ser graciosas, y tu risa bastante falsa. Y yo, siempre con mis audífonos con aislante de sonido, tratando de ignorarte.

“Tú me debes algo”. Yo no te debía un carajo, sin embargo, di dos pasos hacia ti y te besé. Un buen beso, no como los tuyos, breves. Mordí tu labio inferior y acaricié tu nuca. Respondiste al beso, no sin sorpresa. Y volteaste a todos lados, preocupado. Ambos sabíamos que era uno de esos momentos de ahora o nunca. Y en menos de dos segundos ya estábamos encerrados en uno de los sanitarios.

Me quité el suéter negro mientras tus manos acariciaban mis muslos bajo la falda. Desabroché algunos botones de tu camisa y tus manos subieron hasta el resorte de mis medias. Me di la espalda para que sintieras mis nalgas contra tu erección y tu mano pudiera acariciarme sin dificultad. Sigo pensando que no esperabas encontrar solo piel, porque pareció que cuando tus dedos me conocieron, perdiste el poco control que te quedaba. No sé que como fue que me quitaste uno de los botines y me enredaste las medias hasta los tobillos… solo recuerdo tus dedos dentro de mi y tu lengua en mi clítoris. Mis piernas temblaban y mi pecho vibraba mitad emocionado por la excitación y mitad por el miedo a ser descubiertos.

¿Podría alguien escucharnos? Tensé los muslos ante el orgasmo que se anunciaba. Y te detuviste, pensé que lo habías hecho a propósito, planeando alargar el momento. Te levantaste no sin esfuerzo e intuí que querías que te devolviera el favor. Te desabrochaste el pantalón y creo que yo tampoco esperaba que fueras así. Tu cuerpo delgado no me hizo imaginar nunca que pudieras ser de ESE tamaño. Tomé tu pene con mi mano derecha, masajeé suavemente y lo recorrí con la lengua antes de introducirlo en mi boca, pero acabaste de inmediato, sin que hubiera podido hacer nada más. Contuviste tu orgasmo con ambas manos, en un gesto muy torpe, murmurando que tratabas “de no manchar nada”.

Nos aseamos nerviosos, serios. Un poco asustados. Saliste del sanitario antes que yo, nadie nos vio.

Desde entonces, nos saludamos siempre con cortesía, pero sin tocarnos. No hemos vuelto a hablar al respecto, y si volvemos a conversar, solo es de trabajo.

15 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Cuando eras adolescente

"Que ya nos vacunen a los que nacimos en 2008 para que podamos salir a coger tranquilos" dice más o menos el tuit de una niña con una foto de perfil hipersexualizada. Dicho tuit se volvió viral, sobre

bottom of page